DIGNIDAD
DIGNIDAD
Dignidad, hermosa palabra que define el comportamiento
honesto y puro del ser humano, el vivir con honestidad y transparencia y navegando
por la vida con la conciencia tranquila.
Hoy tengo la sensación de que este mundo en el que vivimos se
está volviendo loco, está perdiendo algo importante como son los valores,
necesarios para vivir y convivir de una manera equilibrada en la sociedad de la
cual formamos parte.
Nosotros a los que yo llamaría " los humildes"
tenemos mucho que ver en la pérdida de estos valores a los que hago mención. Quizás
nuestra ambición, o el querer alcanzar las metas de los que aparentemente viven
o vivían en lo que nosotros podríamos considerar un estatus social superior, el
querer desear ser como ellos, nos ha llevado al
borde del precipicio.
Quizás no seamos conscientes, o tal vez sí, de lo que pasa a nuestro
alrededor.
¿Qué está pasando en la clase política, aquellos que debieran
administrar con honestidad la gestión política y financiera del nuestro país?
¿Qué está pasando con la banca, aquellos en los cuales confiamos la gestión del
dinero que podemos ahorrar, fruto de nuestro trabajo? ¿Qué está pasando con los
que debieran juzgar imparcialmente los abusos que cometen los ciudadanos, ya
seamos de una clase social u otra? ¿Qué está pasando con el control mediático,
aquellos que debieran informar con imparcialidad todo lo que ocurre día a día
en nuestro país o en el resto del mundo? Simplemente tengo la sensación de que
no está pasando nada, aunque todos estos entes a los que hago mención y con
nuestro consentimiento lo estamos convirtiendo todo en mierda. Sí, en pura mierda. ¿O es que tenemos alguna duda?
El ambiente creado es
pestilente y nauseabundo.
Todos forman parte de un mismo clan. El clan de los
corruptos.
Aquellos que se coronan y se auto coronan, aquellos que viven
y se rodean de todos los lujos inimaginables, que financian todo esto con el
dinero de los demás, generalmente el dinero de los más humildes e indefensos,
chulean y se vanaglorian de que un juez no haya sido capaz de enviarlos a
prisión, se adjudican unos salarios vergonzosos fuera de la normalidad, y luego
van dando clases de convivencia.
Hemos llegado a un punto sin retorno, las cosas deben cambiar
o mal vamos.
Si creemos que echar la culpa al otro es la manera más fácil
de escurrir el bulto, creo que cometemos un gran error.
Todos, absolutamente todos somos cómplices de esta situación,
por implicación o por omisión, y si no queremos verlo este será nuestro
problema.
Llevamos años legitimando a la clase política, dirigentes sin
escrúpulos que actúan con total impunidad, políticos que visto lo visto tan
solo se interesan por sus propios intereses. Algo de responsabilidad tenemos
todos nosotros porque al fin y al cabo nosotros los pusimos en la poltrona.
¿Qué ha quedado de la lucha obrera? Aquellos tiempos en los
que cualquier conquista por pequeña que fuese nos hacía sentir una gran emoción,
sensación de compañerismo, etc.
Quizás debamos hacer reflexión y autocrítica porque para que
se produzca un gran cambio debemos empezar por nosotros mismos.
Quizás la ambición nos llevó a la perversión, el vivir por
encima de nuestras posibilidades, gastar más de lo que ganamos generando así esa
dependencia de la banca, hipotecándonos
hasta el cuello para tener todo aquello que quizás otros si podían permitirse.
Perdimos la capacidad de ser humildes y nos prestamos a ese
juego peligroso que es vivir desde la vanidad, intentando que los demás nos
vean como personas que pertenecemos a un escalafón superior en la sociedad.
Qué gran mentira el estatus social, pero que bello fue
mientras duro y te lo creíste.
Un país hipotecado es un país controlado en todos los
aspectos, político, económico y social y hasta religioso me atrevería a decir.
Hoy por hoy creo que no existe nadie que pueda representarnos
y te invito a una reflexión. ¿confías en ti? ¿crees que eres lo suficientemente
honesto como para tomar las riendas de aquellos que quieran depositar su
confianza en ti?
Se honesto y respóndete.
El cambio es posible y todo depende de nosotros porque el
poder nunca estuvo en manos de los que creyeron que tenían el poder y por eso
abusaron.
Cualquier edificio se sustenta en los cimientos, si estos
cimientos son débiles el edificio terminará cayéndose, pero si construimos unos
cimientos sólidos aquello que construyamos sobre estos cimientos durará en el
tiempo.
Humildad, honestidad, verdad y sabiduría al poder.
Siri Prakash
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